El mensaje de la Cruz es poderoso. El Señor Jesús como Cordero de Dios llevó el pecado de todos los hombres para que sean libres de la esclavitud del pecado. Esto significa: Justificación por medio de la Fe, una vez y para siempre. Pero también la Palabra enseña que sufrió la condenación por causa de las iniquidades, lo cual abarca la obra de santificación.
“Ordena mis pasos con tu palabra, y ninguna iniquidad se enseñoree de mí” (Salmo 119.133).
“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Timoteo 2.19).
Muchos creyentes luchan contra aspectos de sus vidas que les privan de la libertad espiritual, y les provocan angustia o confusión, sin saber cómo combatir lo que los detiene en la vida cristiana. La obra de santificación es aprender a vivir según el Nuevo Hombre. La Palabra es viva y eficaz; por tanto, sólo el poder de ella trae verdadera libertad y sanidad en el espíritu, en el alma, y en el cuerpo.